Desde el punto de vista más tradicional, se
considera que la prehistoria es una especialidad científica que estudia, por
medio de la excavación, los datos de este periodo de la Historia que ha
precedido a la invención de la escritura. Los restos arqueológicos son la principal fuente de
información y para estudiarlos se utilizan numerosas disciplinas auxiliares,
como la fisica nuclear (para
efectuar dataciones absolutas), el análisis por espectrómetro de masas (de
componentes líticos, cerámicos o metálicos), la geomorfología, la edafología, la tafonomía, la trazalogía (para las huellas de uso), la paleontología, la paleobotánica, la estadística no paramétrica, la etnografía, la paleoantropología,
la topografía y el dibujo técnico, entre otras muchas ciencias y técnicas. De
manera que hay un gran número de personas que consideran a la prehistoria como
una especialidad dentro de la Historia, pero mucho más tecnificada y
pluridisciplinaria.
La metodología de base para la obtención de
datos en la prehistoria es la Arqueología, por lo que hasta hace muy poco Prehistoria y
Arqueología eran confundidas constantemente. En los ámbitos académicos de
la Europa continental, la
prehistoria es una especialidad de la Historia, siendo habitual que haya
departamentos de Prehistoria dentro de las facultades de Historia y también es
normal que la financiación de las investigaciones corra a cargo de
instituciones de orientación humanística o la propia administración estatal. En
cambio, en América y las islas británicas, la Prehistoria está siendo
supeditada a la Arqueología (Arqueología procesual), la
cual, a su vez, suele verse como una especialidad de la Antropología, cuyo alcance, en cualquier caso, no se limita a
las fases preliterarias de la Historia, sino a cualquier periodo pretérito,
aunque sea muy reciente. Además, la organización de los departamentos de
Arqueología anglosajones suele ser diferente al asociarse a menudo a las
Ciencias Naturales, incluyendo laboratorios propios y sistemas de financiación
ligados a organismos enfocados a tales ciencias (en Estados Unidos, por
ejemplo, la National Science Foundation y
en Gran Bretaña el Natural Environment Research Council) o fundaciones más
relacionadas con el sector privado
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